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Definición

Inflamación de la glándula mamaria que se produce como respuesta a una lesión del tejido. Esta asociada con una deficiencia o merma en la calidad de la leche. Las lesiones en glándula mamaria pueden ser de naturaleza física, aunque generalmente, son consecuencia de la multiplicación de diferentes tipos de microorganismos que han llegado a la mama por diferente vía. La multiplicación de estos microorganismos provoca un proceso inflamatorio que da lugar a un aumento del número de células somáticas que contiene la leche. Las bacterias son los principales agentes etiológicos en las infecciones mamarias, aunque también se han descrito casos de mamitis causadas por levaduras y por mohos. Las bacterias penetran en la ubre por el canal del pezón y una vez la infección afecta al animal, se propaga fácilmente al resto del rebaño a través de prácticas poco higiénica y, sobre todo, a través del equipo de ordeño. Presentan distintos grados de severidad y suelen clasificarse en dos grupos: mamitis subclínicas, en donde la ubre y la leche parecen normales a pesar de existir infección; mamitis clínicas, en donde la infección es evidente por la inflamación de toda o parte de la ubre y/o la presencia de coágulos en la leche. Las bacterias causantes de las mamitis pueden ser de diferentes géneros, entre ellos destacamos: Staphylococcus, Streptococcus, Citrobacter, Enterobacter, Escherichia, Klebsiella, etc. La mamitis cursa con una disminución de la producción de leche y con cambios en su composición. Incrementa la concentración de enzimas en leche, aumenta el nivel de ácidos grasos libres y desarrolla aromas extraños. Para reducir las posibles contaminaciones bacterianas en la leche cruda a partir de ubres mamíticas o sucias, es imprescindible un correcto manejo del ganado, una adecuada atención sanitaria y un buen ordeño. La posible presencia de leche mamítica debe controlarse durante el ordeño mediante la inspección de la leche para detectar coágulos. La leche procedente de animales enfermos, no debe mezclarse con el resto. Es necesario desinfectar escrupulosamente el equipo utilizado para el ordeño con el fin de evitar el contagio de la infección a los animales sanos.